martes, enero 02, 2007

En el Taxi

En el Taxi

Debora Miron


Cuando estuve en México, descobri k no eran todos los hombres k usavan bigodes y tampoco, usavan sombreros grandes o pistolas presas en los cinturones. Percebí tambien k no habia cactos en las calles. Habia si, muchos coches y muchos taxis.
10 de septembre de 2006, yo camiñava solita por la ciudad de Córdoba, ya 8:30h de la noche, y decidi agarrar un táxi para llegar a mi casa lo más rápido posible. Sin necesitar dar señal para el táxi, él por si solo paró de su lado derecho de los portales y preguntó: ¿Dónde la más bella de la dama deseaba ir?. No entendi muy bien lo k me dijo porque mi español aún no me permitia entiender todo. Entré en el coche y le dije k me llevara en tal dirección, lo enseñando una holla sucia con el nombre de la calle y el numero de la casa.
Sin resistir su curiosidad de saber quién era aquela mujer, de acento raro, k necesitaba de una holla para llegar a algún lugar de Córdoba, parecia raro, aún menos, chistoso, una vez k Córdoba és una ciudad pequeña. Una calle k vá y otra k volve. El taxista preguntó si yo era gringa, y yo, sonriendo sarcasticamente, le contesté repetindo en tono de ironia: ¿Gringa?
Él, con toda su simpatia y cordialidad, sonrió para el espejo retrovisor, k era la única manera de contato entre nosotros. Miró, Miró y entonces intentó más una vez: ¿Señorita, tu eres de Canadá?
Claro k yo no pude evitar mi sonrisa, pero desa vez, ya sienti una liberdad de no solamente sonrir, pero hacer una broma.


¿Canadá? Repeti. ¿Por que Canadá? Y él contestó algo previsible para una estrangera: La señorita és blanca, con un rosto diferente de las personas de aqui, sin hablar de tu acento chistoso. Y más todavia cuando me enseñastes la holla con la dirección de la casa.

Brasileirinhas em Porto Seguro - Bahia

Aún k yo intentara entiender la resposta del Señor Taxista, él sonrió y sonrió solito porque se sientió verguenzado de haber intentado muchas veces sin sucesso.
Miré para él, a travéz del retrovisor, y pregunté si demoraríamos mucho para llegar a mi casa, quieria decir, la casa dónde yo vivi temporariamente. Y él, preocupado en no estar siendo agradable, me dijo k ya estábamos llegando, pero como era un mexicano curioso aún intentava descobrir la mia nacionalidad. Entonces lo intentava deciendo nombres de paises y continentes.
Para cambiar el asunto le pregunté, bromeando si a él le gustaba futbol porque en México percebi k los homens preferen el futbol k las proprias mujeres. Hice la mejor de las perguntas.
Él comezó a decirme todo sobre futbol, dónde jugava, las equipos k preferia, los jugadores favoritos, las porras y hablava, hablava, hablava. A pesar de ser más un torcedor de la equipo Chivas, si porque en Córdoba conoci muchos torcedores fanáticos de Chivas, de los k toman refresco chivascola o comen barras de cereal chivas blábláblá, preguntó si yo conocia el Ronaldinho Gaúcho.
No pude dejar de sonrir y contestar: Si, claro. Lo conozco si. Piensé, bueno soy brasileña, mismo k no sea necesário ser para conocer el Ronaldinho Gaúcho y continué: Él juega em la equipo Barcelona y juega muy bien a pesar de no haber jugado nada en la Copa del Mundo.
Incluso, señor taxista, ese és un buen asunto para el señor descubrir de dónde soy porque... Y él sin esperar k yo terminara de decir, ya me interrompió y intentó más una vez: Ya sé, ya sé. La señorita és de Itália?
Miré bien para él y lo dije: No! Soy de Brasil.
Brasileña? Preguntó él inconformado.
Si brasileña, naci en São Paulo y vivo allá hace 24 años.
Su reacción fué increíble. Primeiro, miró por retrovisor otra vez, y aún k no fuera suficiente, miro tambien para tráz y me dijo: Pero la señorita és muy blanca. Claro, muy hermosa como las brasileñas son, pero piensé k...
Yo, ya lista para bajar del coche, lo miré, lo interrompiendo y le dije: ¿ Piensastes k todas las brasileiñas eran negras y altas como las k debes de ver en las fiestas de carnaval o en las películas, no lo és?
Él, verguenzado y surpreso, miró a mi y contestó se disculpando sobre lo k habia piensado. Pero se convenció de k no sabia nada sobre Brasil. A no ser lo k las imagens los enseñan y el “pinch...” jugador Ronaldinho Gaúcho.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Te felicito por tu artículo, el cual describe al ignorante mexicano promedio, ¿conocedor de futbol? y pésimo investigador.
En nombre de los mexicanos: ¡disculpa!

corporino